El delantero de la Juve se habría girado hacia el árbitro así: «Ese fue un penalti vergonzoso».

Las dos caras de la medalla de la Juventus: la blanca de Álvaro Morata que sigue vistiendo las cómodas ropas del goleador en serie, la negra de alguien como Paulo Dybala en Benevento no ha aprovechado una oportunidad única. En Vigorito el Joya no brilló particularmente y quién sabe si la izquierda terminó sin nada en el primer tiempo podría haber cambiado el curso de las cosas. Habría servido desde el punto de vista psicológico, para iniciar la escalada, porque tienes la sensación de que el argentino no está cerca del punto de inflexión. Alvarito, por otro lado, corrió por dos, anotando desde el verdadero centro hacia adelante y luego se ensanchó a menudo para liberar espacio para su compañero de guardia.

¿Resultado? El octavo gol de un total de 23 de la Juve en el campo: combinado con los 9 de Cristiano Ronaldo, hacen el 74% de los goles de la HCL. A nivel personal, con ocho goles y tres asistencias, Morata contribuyó con el 48% de los goles totales del equipo. Más bien, duele ser expulsado con un tazón firme.

Y sobre lo que pasó en la emocionada final hay un poco de amarillo, porque -según la reconstrucción del vestuario- Morata le habría dicho al árbitro Pasqua: «Fue un penalti vergonzoso». Una frase ciertamente poco respetuosa con el árbitro, pero tal vez no susceptible de ser sancionada con una tarjeta roja, dadas las circunstancias (desde la muy nerviosa final hasta el hecho de que al menos uno de los dos penales reclamados por el Juventus en los últimos minutos pudo ser efectivamente concedido.

Además de la sentencia incriminatoria, ¿dijo Morata algo más pesado para inducir a la Pascua a expulsarlo cuando el partido terminó? Tal vez oigamos algo más como juez, Pirlo se queda con la molestia de tener que renunciar a Morata en el derby, frente a Dybala en crisis.

Morata, quiero decir, no se le escapó nada. Mantuvo en pie el departamento ofensivo, nunca corrió en vano, pero siempre al servicio de sus compañeros, marcó un hermoso gol, tocó otro por lo menos en dos circunstancias en las que el precario equilibrio no le dio la mano.

Arrastró a la Juventus, mientras que Dybala no aprovechó una gran oportunidad para convencer a Pirlo de que también le gustaría probar el tridente de las maravillas con Alvarito y Ronaldo. No debería suceder, al menos pronto, y mientras tanto Paulo tendrá otras oportunidades empezando por la Stracittadina del sábado con Toro a las 18:00. Mientras tanto Danilo se ha centrado en las dificultades de esta Juve.

Por sports

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